miércoles, 31 de octubre de 2012

Sin procesamiento en el caso Calimboy



Arrocera de Itá Ibaté

El Tribunal de Apelaciones resolvió dictar la falta de mérito a los ex ministros Sergio Tressens y Alfredo Aun, como así también al ex presidente del Banco Corrientes S.A., Alejandro Retegui, en la mediatizada causa Calimboy: aquella arrocera entrerriana que fue beneficiada con un crédito de un millón de pesos desde un Fideicomiso oficial (FIDECOR), cuando su situación financiera no era de las mejores (en la actualidad se encuentra concursada).

Tanto Retegui, Tressens como Aun estaban procesados. El grupo Grane, propietario de la firma oleaginosa, también salió airoso por el momento del planteo penal. En su oportunidad el ministerio público actuó de oficio ante una publicación de 1588. Los autos recayeron en manos del Juzgado de Instrucción Nº5 (jueza Laura Varela).



Trabajaron dos fiscales en la investigación: Buenaventura Duarte y Alejandro Chain (hoy ministro del STJ), quienes recopilaron documentaciones importantes para acusar a los ex funcionarios del gobierno de Arturo Colombi por los delitos de defraudación por administración infiel en perjuicio de la administración pública”.

Entre ellos Retegui dejaría la presidencia bancaria a finales de 2006. Con el tiempo recalaría en el ministerio de Hacienda a pocos meses del segundo mandato de Ricardo Colombi. El 2 de septiembre de 2011, la jueza Varela decidió procesarlos junto a los Grane. El último 16 de octubre se conoció el fallo del Tribunal de Apelaciones dictando la falta de merito de los imputados revocando parcialmente el procesamiento. Los fundamentos de la resolución fueron redactados por el juez Héctor Cornejo, a quien acompañaron con su voto, Mario Alegre y Diego Núñez Huel.


El dictamen fue por unanimidad. Cornejo entendió que no se encontraron elementos suficientes que indiquen un dolo que dañe el patrimonio del Estado. No se sostuvo el procesamiento de los acusados. Nunca se sabrá porque Calimboy S.A. tomó un empréstito (julio de 2006), considerado como una inversión estratégica y de riesgo de solamente $1.000.000, siendo la empresa arrocera más importante del país. El dinero lo pidió para la instalación de una planta de silos de almacenaje y secado y de una planta de molino de arroz precocido (parborizado) en la localidad de Itá Ibaté. Algo que jamás ejecutó. 

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